Cuando decidimos meter un perro en casa, nos damos cuenta de que ya tenemos un gato, o conejos, o pájaros. ¿Esto cómo se lleva? Normalmente no hay problema, cuando el perro entiende que todo lo que hay en casa hay que respetarlo no tienen ningún problema para convivir con los demás animales.
Sobre todo si el perro que entra es un cachorro, se acostumbrará a ellos sin ningún problema. El instinto de caza lo despiertan los animales pequeños que se mueven rápido (huyen), este es un principio que también pueden aplicar a los niños.
En cualquier caso, nuestro perro puede convivir perfectamente con una docena de gatos en casa, que esto no será ningún problema para que persiga a los que se encuentre por la calle. Puede dormir acurrucado con un inseparable y perseguir palomas en el parque.
Una cosa es la familia (a la que pertenecen todos los que conviven bajo el mismo techo) y otra son los animales (y la gente) de la calle, a la que según su lógica no tienen por qué respetar.
La convivencia con unos y otros es una de las cosas que debemos trabajar para que no se convierta en una norma que cada vez que lo soltamos en el parque vuelva con una paloma en la boca, o que ladre y espante a los caballos de los cocheros (esto en particular puede provocar accidentes serios, aparte de una buena colección de maldiciones).
Su tendencia a perseguir todo lo que corra (huya) está en la base de que corran tras los corredores, las bicicletas, los patines o las pelotas.