¿Qué pasa si tu perro no puede vivir sin ti, literalmente?, si te persigue hasta el baño, no te pierde de vista ni un segundo, vive pegado a tus zapatos, llora en cuanto no te ve. Pues que se convierte en un incordio y que tendrás aseguradas un montón de denuncias por parte de los vecinos porque no parará de llorar, ladrar y destrozar en cuanto se quede solo.
Tu perro no puede vivir sin ti
Una vez que el problema está consolidado es muy complicado resolverlo y es necesario un profesional y mucho tiempo, así que es preferible evitar que se produzca o que vaya a más.
Tu perro te quiere y eso es normal y está muy bien, pero si empieza a mostrar excesivo apego hay que convencerlo de que no se acaba el mundo por quedarse solo, aunque el problema suele ser que en realidad nos gusta que nos extrañe tanto y que nos digan que llora en cuanto no nos ve, sin embargo es un gran trauma para él y se siente abandonado aunque queden más miembros de la familia en casa.
Hay que cerrarle puertas para que no nos pueda seguir a todas partes, no estar continuamente pendiente de cada movimiento suyo, no acariciarlo ni consolarlo en cuanto llora porque no está sobre nuestras rodillas, darle entretenimiento, los juguetes rellenos de comida lo pueden tener entretenido para que no esté continuamente mirándote o encima de ti.
Cuando se vaya a quedar solo es mejor que esté cansado, que haya salido a la calle y haya aliviado sus necesidades y a ser posible que haya comido para que se adormile. Se le deben dejar juguetes que le sirvan de entretenimiento y nosotros habitualmente debemos hacer salidas de distinta duración y a distinto horario, incluso vestidos o en pijama para que la preparación de la salida no le anticipe la angustia de la separación.
El apego excesivo se da en animales inseguros, cachorros a los que hemos criado con nuestra presencia continua o incluso también en perros que han sido abandonados y son adoptados de centros de acogida. Es importante que noten el cariño de toda la familia o incluso de gente desconocida para ellos de forma que se sientan seguros incluso sin nuestra presencia.