El collar antiladridos para perros es una herramienta de trabajo, un collar de adiestramiento que puede solucionar problemas puntuales de ansiedad que rompen la tranquilidad del vecindario.
La ansiedad por separación o el nerviosismo producido por ruidos ambientales pueden llevar al perro a iniciar un ladrido sistemático y sin pausa que puede durar lo que le dure la voz, e incluso seguir ladrando una vez ronco.
En las tiendas de accesorios para perros especializadas podemos encontrar diferentes tipos, desde los collares eléctricos a los collares electrónicos de aromaterapia.
Los collares eléctricos tradicionales, provocan una descarga eléctrica en el perro para que detenga el ladrido, es importante que reconozcan preferentemente la vibración de la laringe al ruido ambiental porque el collar puede activarse con el ladrido de otros perros de la casa o del vecindario sobre los que nuestro perro no tiene ningún control.
Una vez puesto el collar al perro es importante ser capaces de aguantar las ganas de quitárselo al primer disgusto porque normalmente el perro, que no conoce el collar, ladra, se encuentra con la descarga y algunas veces salta del mismo susto o grita, aunque el impulso no haya sido excesivo (hay que comprobar el voltaje del collar eléctrico antes de ponérselo) el susto sí ha debido ser impresionante.
Si nos conmueve y se lo quitamos, le hemos dado el disgusto para nada y si posteriormente volvemos a intentar ponérselo, la reacción será más exagerada sabiendo que cuando llora se libra del castigo y será mucho más difícil la recuperación.
Otra versión de la misma herramienta es el collar electrónico para perros que suelta un olor desagradable para el perro cada vez que nota el ladrido, su forma de uso es la misma que en el collar eléctrico de impulsos pero es necesario que el perro sea sensible al olor, porque no siempre es efectivo.
Estos collares para perros son sólo una parte del trabajo de adiestramiento canino necesario para eliminar el problema, el collar antiladridos es el parche provisional que impide que nos denuncien o que el perro acabe abandonado, pero hay que estudiar el problema para erradicar el mal de fondo porque si no puede desahogarse ladrando se va a desahogar rompiendo cosas o va a ensuciar la casa o ya se le ocurrirá algo, el ladrido es el síntoma, si sólo lo tapamos nos arriesgamos a que cuando dé la cara sea aún más difícil de solucionar.
Por eso el uso del collar eléctrico para perros es preferible que no sea a discreción del propietario si no que cuente con asesoramiento lo más profesional posible.