Perro de leyenda, se dice que nacido del amor de un león por una mona, el Pekinés heredó el coraje, la nobleza y la fiereza de su padre y la inteligencia y la dulzura de su madre.
Su origen es uno de los más antiguos y aparece ya representado en un bronce coreano cuatro veces milenario. En el siglo II, con la llegada del budismo a China, se convirtió en el “León de Buda”, es decir en su protector.
SU TARJETA DE IDENTIDAD
- Talla: alrededor de 15 a 25 cms.
- Peso: de 2 a 6 Kgs.
- Pelo: largo, tieso, con melena abundante extendiéndose desde la espalda, de textura muy ruda.
- Colores: Se admiten todos excepto albinos y color hígado (marrón uniforme). Los pelajes particolores deben ser notablemente marcados.
- Orejas: en forma de corazón, pegadas contra la cabeza, con mechones muy largos.
Cola: colocada alta, inclinadas firmemente, con pelos largos.
CUIDADOS
La espesura del pelaje así como su impresionante largura hacen que su pelaje esté sujeto a posibles enmarañamientos. Un cepillado regular es indispensable. Si lo hacemos de forma cotidiana nos resultará más fácil.
El material necesario es muy reducido: un cepillo de cerdas o un peine metálico de púas largas será suficiente. Deberemos acostumbrar muy pronto al cachorro a dejarse manipular para que la sesión de cepillado no se convierta en una demostración de fuerza.
Es necesario estirar al perro sobre su espalda para cepillarlo (siempre a contrapelo) bajo la cabeza y el pecho, los mechones de las patas y el vientre, insistiendo en el interior de las axilas y los muslos, donde el pelo, particularmente fino, se enreda fácilmente.
Después lo ponemos de lado para cepillarle los mechones de las orejas y los flancos. Finalmente, lo pondremos sobre las patas para hacer la espalda y la cola.
El arreglo de un Pekinés no se reduce sólo a un cepillado. Sus ojos grandes se irritan con facilidad y es muy importante limpiarlos cada día con un suero fisiológico o agua bórica. Otras zonas que no debemos descuidar son las profundas arrugas de la cara y las orejas. Según los criadores, debemos calcular una media hora para un aseo correcto, es el tributo que debemos pagar si queremos tener un perro excepcional.
ALIMENTACIÓN
Pequeño perro de adorno no es del género activo. Sus necesidades son moderadas, pero ello no quiere decir que se conforme con cualquier cosa, es más sibarita que goloso.
Respetar un buen equilibrio alimenticio es muy importante. Para un sujeto de peso medio, de 75 a 100 gr. de carne y de 125 a 150 gr. de arroz bien cocido o de legumbres es suficiente.
Para los que prefieren los alimentos secos deberemos contar de 120 a 150 grs. de croquetas por día.
La cualidad del pelo provoca a menudo la admiración de aquel que lo observa. Incluso si la calidad de las líneas de origen es preponderante en este ámbito, el aporte regular de complementos minerales y vitamínicos puede contribuir a su belleza.
ENTORNO Y ACTIVIDADES
El pekinés es de naturaleza alegre y juguetona. Sus particularidades morfológicas (miembros anteriores más cortos y rechonchos) no le predisponen para el ejercicio.
No es muy aficionado a los paseos largos y prefiere por encima de todo la comodidad de los cojines o del colchón.
Perro de piso, debemos evitarle subir y bajar escaleras que pueden cansarlo inútilmente. Pero cuidado, aunque no posee el temperamento de los perros de madriguera, es capaz de darse unas buenas sesiones de expansión en el jardín, sobretodo si está en compañía de sus congéneres. También es necesario aliviarle los sofocos en caso de mucho calor para evitarle posibles dificultados respiratorias.
EDUCACION Y COMPORTAMIENTO
El pekinés posee una apariencia original y su carácter también lo es. Al contrario de un perro servicial, algunos le atribuyen toda la independencia y el refinamiento de un gato… persa, por supuesto. Por fuerza hemos de reconocer que los criadores británicos, primeros promotores de la raza, han sabido dejarle mantener su temperamento asiático y aristocrático.
Su porte de cabeza, férreo y orgulloso es para muchos el motivo de la fascinación que provoca.
Si bien es muy posesivo y apegado a sus dueños es capaz de demostrar desprecio a aquel que no pertenece a su entorno. “No se presenta al Pekinés a su entorno, se presenta el entorno al pekinés”. Entonces es posible que muestre su afectividad, si le parece bien. El profundo apego que siente por sus dueños le conduce a sentirse celoso.
Puede ser un buen guardián a pesar de su aspecto poco impresionante. Debemos tener cuidado en presencia de niños u otros perros. El Pekinés no se presta a abandonar ninguna de sus prerrogativas.
En materia de obediencia, no es un ejemplo. Su educación es difícil y será necesario pasar por toda clase de peripecias para amoldarlo más que para darle órdenes. Es muy testarudo, no obstante no debemos forzarlo, si lo hacemos se molestará.
En realidad, todo ello es fruto de una sensibilidad extrema de este perro fascinante que puede ser un alegre compañero, vivo de espíritu y amante de sus dueños.
SALUD
La morfología particular del Pekinés no implica incidencias sobre su salud. Debemos tomar ciertas precauciones para evitar disgustos.
Los ojos redondos y prominentes están poco protegidos y esto es así porque la nariz es muy corta. De cara a algún peligro no tendrá nunca el reflejo o tiempo de cerrar los ojos. Cuidado pues con los accidentes, que no tope con los rosales del jardín cuando esté jugando.
Como todos los perros de cuerpo largo, sus vértebras son muy frágiles. Demasiado ejercicio puede provocarle una hernia discal.
Entrado en años esto puede traducirse en reumatismos. El estado extremo de esta afección (parálisis de teckel) puede bloquear todo el cuarto trasero del animal. A pesar de todo, no debemos alarmarnos: el comportamiento tranquilo del Pekinés va en consonancia con su morfología. Un perro nacido de buenas líneas, si se cría en buenas condiciones, será tan fuerte como cualquier otro. Su longevidad (12 a 14 años de media) es la prueba.