Mudi

El Mudi está considerado como la más rara de las razas de perros pastores húngaros. De entre ellos, es mucho más conocido su primo el Kuvasz. Quizá sea por culpa de su físico parecido al de un mestizo, pero la realidad es que no es muy popular. Sin lugar a dudas, este perro, fuerte y trabajador, merece salir del anonimato en el que se halla.

Los pocos criadores de esta raza nos presentan el Mudi como un perro poco atractivo, con un aspecto de mestizo al que el azar no ha dado mucha suerte. Son muy pocos los criadores que se hallan fuera de Hungría – de donde es originario el Mudi. El año pasado nacieron muy pocas crías en España, todas ellas machos, pero tuvieron más aceptación de lo que se esperaba.

La implantación del Mudi fuera de Hungría no ha sido fácil pues los húngaros son aún muy reticentes a los nuevos criadores, poco conocedores de esta raza. Según sus criadores, esta raza no es muy homogénea y es difícil de criar. Se trata de una raza poco conocida y no se sabe aún que nos puede deparar. Hay que ir estudiándola poco a poco, para ver como se comporta. Es como un juego cuyas normas hay que respetar: al mismo tiempo que se cría a los cachorros se va conociendo a la raza. Sin embargo hay que ser muy exigente para el bien de la implantación y selección de la raza.

A partir del siglo XIX e inicios del XX, el Mudi se constituyó espontáneamente a partir de las razas de perros pastores. A juzgar por sus parecidos, se puede decir que mantiene los mismos orígenes que el Kuvasz, mucho más extendido. Su supuesto antecedente está aún siendo estudiado por los húngaros, y no tardará mucho en ser reconocido por la FCI.

El Mudi tiene un pelo no muy largo y poco uniforme, especialmente relevante debajo del muslo.

Sus orejas son grandes y rectas (es la única raza húngara que tiene las orejas perfectamente rectas) mientras que por el contrario tiene una cola asombrosamente corta. El tono más típico es el negro, pero también los hay que son del todo blancos.

En general, su físico no es agradecido, pero hay que mencionar su espectacular fuerza, muy útil para conducir el ganado. Así pues destacamos su vivacidad y su dureza. En definitiva, se trata de un perro que desborda vitalidad y vigor.

PERRO DE UN SOLO DUEÑO

El Mudi tiene un excelente olfato que le permite destacar brillantemente para la caza del jabalí. En Suecia utilizan sus grandes cualidades de perro de trabajo para el salvamento de personas en escombros.

Según nos cuenta Zsusanna Szabo, una húngara especialista en la cría de esta raza, el Mudi necesita absolutamente trabajar para su amo, tener una misión y, especialmente, ver reconocido su trabajo con la estima de su dueño.

El Mudi que no tenga el afecto que pide es capaz de abandonar a su amo hasta encontrar uno que se lo ofrezca.

Normalmente es un  perro fácil, dócil (a condición de tenerlo desde pequeño), poco exigente, y que se adapta con facilidad a cualquier entorno y situación. Sólo necesita que lo manden y dirijan. Es muy obediente, aunque esto no significa que sea sumiso a cualquier orden. El Mudi es ante todo perro de un solo amo, por lo que desaconsejamos su adquisición cuando ya es adulto.

Un pequeño inconveniente pueden ser sus ladridos. Hay que educarlo para que no ladre demasiado al mismo tiempo que debe ser un buen vigilante, siempre en alerta y dotado para la vigilancia. Aunque tolere la vida dentro del hogar no le gusta vivir en él. Aprecia la vida fuera de casa. Perro saltador y ligero, se adapta muy fácilmente a las nuevas situaciones.

El dueño ideal para el Mudi debe ser amable y nada violento, ni con la voz ni con los gestos. Hay que ser comprensivo y es importante que entienda el porqué de un castigo ante una desaprobación de su actitud. No necesita paciencia para que sepa cuales son sus límites y sus prohibiciones.

En definitiva un amo que cuide de su salud, de su seguridad, de su equilibrio psíquico y que satisfaga su afán de movimiento y actividad.

REFERENCIAS:

  • Grupo: 1 (perros de caza)
  • Talla: de 40 a 45 cms.
  • Peso: de 8 a 13 Kgs.
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