Existe un documento escrito por el “Consejo de los XIX” con fecha 7 de septiembre de 1630 en Middelburg (segunda ciudad comercial después de Amsterdam durante el Siglo de Oro) y guardado en el archivo estatal de La Haya, que habla del transporte de 300 Engelsen Doggen por los colonizadores holandeses de Pernambuco.
Estos perros, también llamados “Dogues de Forte Race” fueron el cruce de “Canes pugnaces”, una especie de Bulldog antiguo y de “Canes Sagaces” un tipo de viejo Mastiff.
Estos perros fueron transportados desde Europa a Olinda, en Pernambuco por los holandeses para aplicación militar “contra brasileños y negros desnudos y sin armar”: Durante el período de colonización holandés, bajo el príncipe Johan Maurits, conde de Nassau-Siegen que fue gobernador de Brasil-Holandés, desde 1636 hasta 1644, el territorio holandés fue ampliado, entre otras, al sur hasta las orillas del río Säo Francisco, allí donde el río forma en la actualidad la frontera entre los estados de Alagoas y Sergipe.
Los historiadores suponen que los perros que se quedaron en los Engelsen Doggen o sus descendientes, encontraron un ambiente perfecto en las orillas fértiles del Río donde había también mucho ganado.
Surgienron muchas fazendas al lado del Río y se puede afirmar que la historia de la colonización de Bahía, por el Río Säo Francisco se mezcla con la historia del Fila Brasileiro, nuestra raza que bajaba por este valle del Río hasta la parte Oeste del estado de Minas Gerais, donde los conquistadores se convirtieron en ganaderos y donde el hombre y el precursor del Fila encontraron un ambiente rural que garantizaba una base de supervivencia.
Hoy en día se afirma que al lado del Río Säo Francisco, en Minas Gerais está la cuna del Fila Brasileiro y desde allí se desplazó también hasta el sur de Minas Gerais, Säo Paulo y al interio del estado de Río de Janeiro.
Los tiempos cambiaron y sabemos que nuestra raza se convirtió de perro de trabajo en un perro de compañía y perro de guaria.
Criadores sin escrúpulos, especialmente en las ciudades de Río de Janeiro y Säo Paulo, mezclaron en las décadas de los setenta y ochenta el Fila puro con otras razas, hasta que la raza se encontró casi en peligro de extinción. Ampliamente conocido es el trabajo que durante un periodo de diecinueve años ha estado haciendo el CAFIB (Club de mejoramiento del Fila Brasileiro), analizando Filas por pureza de fenotipo y temperamento, salvando así parte de nuestra raza.
Para aquellos que no están familiarizados con la jungla de los pedigrees brasileños puede parecer un poco complicado. Los criadores del CMCFB se preocupan mucho por la selección de los futuros dueños de sus cachorros, como muchos fileiros de Minas Gereis están convencidos de que la sangre del Fila puro tiene que quedarse en Minas porque hace mucha falta para la preservación del Fila puro. No cabe duda de la gran importancia del trabajo de búsqueda del CMCFB, en realidad los Filas de fazenda son una gran esperanza para nuestra raza, dando un choque de sangre nuevo al importantísimo pero algo pequeño plantel del Fila auténtico. Organizaciones que luchen para la preservación de nuestra raza merecen todo nuestro respeto y simpatía.