Su silueta imponente le proporciona aires de malicioso perro de guardia. sin embargo, su docilidad y su gentileza rompen absolutamente con esa apariencia de terrible moloso.
Se dice de él que ama mucho a las damas. Esta fama procede del tiempo en que el can Corso protegía a las prostitutas de la violencia de los clientes peligrosos o agresivos. Fuera cual fuese su función, el Can Corso comparte con el Mastín de Nápoles, su “pariente”, sus orígenes italianos. Surgido del Dogo Romano, corresponde de alguna forma a una versión ligera de esta raza, hoy desaparecida. Es un moloso en la categoría peso pluma.
Con un pecho bien desarrollado, un dorso musculado y unas extremidades de fuerte osamenta, su físico sitúa al Can Corso entre los perros de guarda y defensa.
En el pasado fue utilizado para la caza de presas de gran tamaño, para la guardia de rebaños bovinos y cerdos, pues su resistente físico le convierte en un perro de trabajo realmente útil. Corso significa “robusto” en italiano antiguo. Sus orejas y su cola cortada acentúan su semejanza con el bóxer, con quien algunos lo confunden. Para sus criadores, “el corso es un compromiso entre el Boxer y el Rottweiler.
La asociación de los amantes del Can Corso presentó ejemplares de la raza por primera vez en una exposición en enero de 1988, en Italia. En esta misma época, se redactó el standard del can Corso a cargo de la Asociación Cinófila italiana que contribuyó notablemente a la expansión de la raza.
CUIDADO CON EL GORILA
Los italianos se mostraron, en principio, muy firmes en cuanto a la libre propagación de la raza y los primeros ejemplares de Can Corso se pagaban a un alto precio para evitar que la raza se expandiera sin ningún control.
Con el tiempo, el Can Corso se ha expandido correctamente y los tutores originarios han podido comprobar que la raza se ha reproducido correctamente.
El Can Corso se educa con mucha facilidad. A pesar de su apariencia de camorrista, el Can Corso no busca nunca pelea; sin embargo no duda en responder a un ataque si es necesario. Es un gran vigilante e interviene activamente en su tarea de guarda si la situación lo requiere.
Un buen Can Corso no deja que ningún extraño se aproxime a su dueño; mantiene siempre una distancia de cinco metros entre los desconocidos y su amo, a quien protege día y noche.
Es un perro deportivo, con una bella línea, que necesita espacio para poder moverse a sus anchas. En un jardín, aunque sea de pequeñas dimensiones tendrá una vida feliz, aunque de todas formas nunca estará de más regalarle un paseo por el campo semanalmente. Es un perro dotado de un vivo carácter, sobre todo en su juventud. Es un compañero ideal, alegre y agradable.
Tradicionalmente se muestra de color negro, atigrado, leonado o gris plomo y en todas sus tonalidades resulta muy atractivo y elegante.
Algunos lo escogen por su apariencia particular, otros por sus orígenes italianos. Su pedigree es italiano y sus papeles cuestan de obtener. Estos impedimentos frenan a la gente que quiere obtener algún ejemplar. La FCI seguramente reconocerá la raza el próximo junio.
El can Corso interesa sobre todo a los criadores de molosos y se espera que, a pesar de tratarse de una raza poco extendida, próximamente reciba una buena acogida en toda Europa.
CUIDADOS
El Can Corso no necesita ningún cuidado en particular. Se debe tener en cuenta la suavidad de su piel y aplicarle una fricción después de las vacunas. En algunos ejemplares se aprecia una cierta fragilidad de los ojos. Finalmente se recomienda administrarles ciertas y regulares dosis de calcio hasta los dieciocho meses. Como todos los molosos, es aconsejable evitar que suba escaleras hasta los seis meses. Se aconseja también evitar los saltos hasta que el cachorro cumpla un año.