Existe un mundo canino de comunicación basado en el olfato que se escapa a la imaginación humana. Los perros pueden detectar e identificar olores que los humanos ni siquiera sabemos que existen, porque las glándulas olfativas caninas son literalmente un millón de veces más sensibles a ciertos olores que las nuestras.
Aunque a nosotros nos repugne su saludo más típico «olerse el ano», es un método excelente para ellos.
Los sacos anales situados bajo la cola del perro contienen secreciones glandulares cuya composición varía de perro a perro.
Con sólo olfatearlos, los perros pueden saber mucho más que nosotros con una llamada de teléfono: la edad del otro, el sexo, el rango, la salud y si está castrado o no.
Los perros reciben y emiten mensajes olfativos por donde van. Uno de sus principales medios de comunicación con otros perros son las marcas de orina.
Marcando el territorio
El olor de la orina normal es distinto al del usado para delimitar territorio.
Al dejar su marca en varios lugares, hacen saber a sus iguales que están invadiendo su propiedad. Los machos son mucho más dados a este tipo de comportamiento que las hembras.
Con ello advierten a todo intruso potencial que “entras a riesgo propio”. Incluso si su perro suele disfrutar de la compañía, este comportamiento es innato.
Los rastreadores pueden determinar la “actitud” del perro que ha marcado territorio anteriormente. “Una vez vi a un macho muy dominante marcar un árbol”. “Algo después, un perro más sumiso olió la mancha e inmediatamente se echó atrás, como si reaccionara con sumisión a la propia orina.”
Algunos sementales marcan las piernas de sus cuidadores.
Esto ocurre porque, al hacer frente a tal competencia, sienten la necesidad de marcar lo que es suyo por derecho, en este caso, sus cuidadores.
Quizá, al dar un paseo, su perro olfatee y orine en los mismos sitios. “Probablemente huele a otro perro y piensa ‘ah no, este árbol es mío, no tuyo’ y vuelve a marcarlo”.
La orina no es lo único que deja mensajes interesantes a otros perros: Intente apartar a su perro de una pila de heces de otros perros.
Este encuentro es casi tan grato como ver a otro perro en persona, ya que, al conocerse, la parte trasera es la que recibe mayor atención.
Es posible que, cuando su perro defeque durante un paseo, o en su jardín, escarbe y dé patadas en el suelo, e incluso que esparza las heces.
Los expertos creen que éste es otro método canino para delimitar territorio, consistente en extender su olor lo máximo posible.